Un hombre ardilla de 35 años, en complicidad con su peor pesadilla hace un viaje a un lugar desconocido, en compañía de su deshidratada elipsis de guerra lleva al cinto, un revólver “Colt 38" tan negro como la pasionada noche que le aguarda. Dicha arma, cada 100m de recorrido llamaba su atención, incomodándole al pedalear su nueva bicicleta “Double schok”. No obstante, él no deseaba aflojar, sabía que, sí podía conducír un coche de baja suspensión y deficiente estabilidad estructural a 160km/h, podría lidiar en esa lamentable condición, con ese vehículo a una velocidad aproximada de35 km/h. Sólo en su pensamiento sabía que, debía llegar, era una asunto con el mismisimo Eros y Tanathos.
Después de recorridos 3km, levanta su mirada y reconoce la fachada de una casa, sabe que debe frenar en silencio.Se detiene y se acerca a una tenebrosa escalera, deja su bicicleta justo en la puerta principal. Un buen lugar para estacionarla... -se dice asi mismo-.
Luego se dirige hacía el segundo piso,sigue hasta el final de un pequeño corredor e irumpe en una habitación.Reconoce el sonido de su silueta... acompañada.
Inmediatamente, aquél hombre ardilla pregunta con una voz casi inaudible:
-¡Tú!. ¡Amor!. ¿Qué estás haciendo ahí?
Y una voz de odio contestó...
-¡Está conmigo!
Se dirigió de nuevo a su Amor.
-¡Tú!.¡Amor!. ¿Qué estás haciendo ahí?
Carcajadas, burlas y despropósitos a manera de murmullos alcanzaba ha percibír el hombre ardilla.
Una vez más preguntó.
-¿Porqué me haces esto?¿No te gustaron mis flores cuando me hiciste el amor?
Como respuesta solo recibió silencio.
El hombre saltó en cólera y golpeó con su mano abierta la fuente del murmullo.
Esta vez ,el hombre ardilla se sentía más seguro y exigía a “su” mujer partír de inmediato. De nuevo ese perverso silencio inpregnó el lugar... El hombre decidió salir cuanto antes, confundido guardó su arma y se marchó en su bicicleta.
No había avanzado 1km de fuga como lo hacen las ratas a las que se les ha quemado la cola por descuido, cuando se detuvo y dió marcha atrás. Frena en silencio.Esta vez lleva el arma en su mano izquierda.
De nuevo, preguntó aquél hombre con voz casi inaudible:
-¡Tú!. ¡Amor!. ¿Qué estás haciendo ahí?
-¡Está conmigo!
Respondió la cruel voz.
El hombre ardilla se dirigió a la silueta de su Amor y le dijo:
-¡Vengo por tí!
Un largo silencio...
El hombre ardilla desconcertado, apuntó con su arma para descargarla, y justo frenta a él, la mancillada y su cómplice se besaron.
La escena conmovió tanto al hombre ardilla que decidió guadar su arma y huir. Corrió tan rápido como pudo, hasta llegar a un terminal de transporte urbano e indagar por su destino. Se percató, que tenía unas pocas monedas y preguntó a la vendedora si podría venderle un boleto.
Sentado en la plataforma de aquel terminal, esperaría, poco más de 3 horas,la llegada de una mujer en una bicicleta.
Quien se acercará y le preguntará a su oido.
-¡Tú!. ¡Amor!. ¿Qué estás haciendo ahí?
A lo cual, él respondería.
-Mendigando monedas para tu boleto.
C.Rodríguez. Fernando.R.